martes, 15 de marzo de 2011

Némesis (La Organización 2)

Christine tecleó el código de diez cifras que le permitía entrar el la página de “La Organización” y escribió un breve saludo:

-”HOLA, ZEUS”

La respuesta fue inmediata.

-”HOLA, HELA. INFORMA.”

-”OBJETIVO ELIMINADO.”

-”BUEN TRABAJO.”

-”¿TIENES OTRA MISIÓN PARA MI?

-”NEGATIVO. TÓMATE UNOS DIAS DE DESCANSO”

-”SERÁ UN PLACER.”

-”NO TE PREOCUPES POR NADA. YO CONTACTARÉ CONTIGO EN SU MOMENTO.”

-¿Con quien hablas?

Christine cortó rápidamente la comunicación al oír la voz de Camille a su espalda y se giró hacia la chica.

-Cosas del trabajo- respondió.

-Humm...¿No tendrás otra amante escondida por ahí, verdad?

Christine se levantó, abrazo a Camille y le dio un apasionado beso.

-Soy como los marineros, cariño. Tengo un amor en cada puerto.


-No me extrañaría nada. Con ese trabajo tuyo que te obliga a viajar por todo el mundo.

Christine sonrió ante ese comentario. Camille creía que ella trabajaba como representante de una empresa farmacéutica, era una buena escusa para sus continuos viajes por todo el planeta.

Se habían conocido hacía dos meses en una sala de fiestas y rápidamente se habían convertido en amantes aunque, a causa de su trabajo, solo habían podido pasar unos pocos días juntas. Le gustaba la frescura juvenil de Camille, tenía solo diecinueve años, ahora que la chica se había trasladado a su casa podía disfrutar de su compañía más a menudo.

-Alegra esa cara, mi amor, tengo buenas noticias. Me han dado vacaciones. Tendremos mucho tiempo para estar juntas.

-Eso es estupendo- respondió Camille abrazándola.


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Dos días mas tarde, Christine se encontraba sola en la casa, ya que Camille había ido a recoger algunas pertenencias que habían quedado en su antiguo domicilio. Al pasar frente al ordenador vio que tenía un mensaje. Accedió a el pensando que era de Zeus, pero vio que no provenía de “La Organización” sino del messenger:

-”A. QUIERE HABLAR CONTIGO”

Debajo del mensaje había un “link” de contacto.

No tenía ni idea de quien podía ser “A”, pero le picó la curiosidad. Pinchó en el link y le llevó a una página de messenger.

Escribió un corto mensaje:

-”HOLA A.”

La respuesta solo se demoró unos segundos.

-”HOLA, HELA. CUANTO TIEMPO.”

Christine se sobresaltó. Quien fuera, se había dirigido a ella por su nombre en clave en “La Organización”.

-”¿QUIÉN ERES?”

-”SOY ANUBIS.”

¿Anubis? Eso era imposible. Hacía ya siete años que había matado al hombre que se hacía llamar así. Su predecesor en “La Organización”.

-”¿QUIÉN ERES RELAMENTE Y QUE QUIERES DE MI?”

-”YA TE HE DICHO QUIEN SOY. EN CUANTO A LO QUE QUIERO, ES MUY SENCILLO. VOY A MATARTE. SOLO QUERÍA QUE LO SUPIERAS.”

El desconocido cortó la comunicación en ese punto y aunque Christine intentó recuperarla, el contacto aparecía como “ausente”.

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Christine estaba sentada en el sofá rodeada por los tiernos abrazos de su joven amante, pero no estaba por la labor. No podía sacarse de la cabeza la amenaza del desconocido. Sabía que no podía ser el auténtico Anubis, ella le había matado y jamás fallaba un disparo. Incluso había asistido al entierro, como símbolo de respeto a su predecesor.

Camille se separó de ella con aire de disgusto.

-Tierra llamando a Christine. ¿Estas ahí?

-¿Qué?

-Llevas varios días como ausente. ¿Qué te preocupa?

-No es importante. Es algo relacionado con mi trabajo.

-Olvídalo. Estas de vacaciones, ¿no?. Ya se lo que necesitas.

Camille se levantó y fue hacia el frigorífico, sacó una botella de Vodka y sirvió un largo trago en un vaso.

-Toma- dijo tendiéndole el vaso.-Bébelo de un trago, eso te hará olvidar tus problemas.

Christine cogió el vaso y lo apuró de un trago, como le había dicho Camille. Sintió como el líquido le abrasaba mientras bajaba por su tráquea y notó como le reconfortaba un poco.

Camille le quitó el vaso de las manos y lo llevó a la cocina, donde procedió a lavarlo bajo el grifo.

Christine, que la estaba observando mientras hacía esas operaciones, sintió un pequeño mareo y notó que su vista se nublaba.

Camille se sentó a su lado y la observó con una dulce sonrisa.

-Tal vez llené demasiado el vaso- dijo.- ¿Como te sientes?

Christine intentó decir algo pero sus labios y su lengua se negaban a obedecer las órdenes de su cerebro, así que cuando habló sonó algo como:

-Nnnnngggg...

-Ya veo. Sigues preocupada por tu conversación con Anubis.

Christine abrió unos ojos como platos al comprender la verdad. Intentó agarrar a Camille por el cuello pero su cuerpo no le respondió. No podía mover ni un músculo.

-Por cierto, lo que había mezclado en el vodka es una droga paralizante. No podía envenenarte. Quiero matarte con mis propias manos.

Camille se dirigió una vez mas a la cocina seguida por la aterrada mirada de Christine. Cuando volvió a sentarse a su lado empuñaba un enorme cuchillo de cocina.

-Sé muy bien quien eres, Hela. Me ha costado muchos años encontrarte. Cuando lo hice, tuve la suerte de descubrir que eres lesbiana, eso me permitió acercarme a ti.

Levantó el cuchillo y le infligió un gran corte en el cuello. Christine notó como empezaba a desangrarse sin poder hacer nada para evitarlo.

-Si, yo era quien contactó contigo bajo el nombre de Anubis, quería hacerte sufrir unos días antes de acabar contigo. Y ahora, mientras sientes como la vida escapa de ti, te explicaré porqué. ¿Te dice algo el nombre de Lucien Lescaut?

Christine miró a su asesina con aire interrogativo.

-Ya veo que no. Era el verdadero nombre del hombre que conociste como Anubis. También era mi padre.

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El hombre que se hacía llamar Zeus se hallaba en su despacho cuando vio un aviso en la pantalla de su ordenador. Miró el código de contacto y vio que era el de Hela. Abrió el contacto y tecleó un saludo.

-”HOLA, HELA. ¿QUE SUCEDE?”

-HOLA, ZEUS. NO SOY HELA. PUEDES LLAMARME NÉMESIS.”

Némesis- pensó- La diosa griega de la venganza.

-”¿DONDE ESTÁ HELA?”

-”HELA ESTÁ MUERTA. TU SERAS EL SIGUIENTE.”


FIN

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