martes, 13 de marzo de 2012

Ciclos


I
Esta mañana nos hemos enfrentado a “los otros”.

Hemos salido de la cueva camino de la charca, la única fuente de agua en los alrededores. Urk, nuestro jefe ha dado la orden de atacar así que los ha visto. Dice que el agua es escasa y que no hay bastante para los dos grupos, que hay que echarles de nuestro territorio.

Hemos atacado con todo lo que tenemos; garrotes, lanzas y hachas de sílex. Esta vez hemos tenido suerte, dos de ellos han muerto, hoy habrá comida para toda la tribu, el resto ha huido. Nosotros solo hemos tenido un herido grave, tal vez sobreviva.

Después de comer, Urk nos ha enseñado la nueva arma que ha ideado. El la llama “arco”, puede lanzar unas lanzas diminutas que él llama “flechas”, llegan muy lejos y son tan mortales como las lanzas. Ya no necesitaremos acercarnos a lo otros, podremos acabar con ellos desde lejos.

Nuestra tribu prevalecerá y ya no tendremos que compartir la charca.

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II

Esta mañana nos hemos enfrentado al enemigo.

Los dos ejércitos han llegado al campo de batalla casi al mismo tiempo. Perácles, nuestro general ha dado la orden de ataque después de que el sacerdote nos exhortara a luchar con valor. Dice que nuestro dios es más poderoso que el suyo y que nos llevará a la victoria.

Mientras los dos ejércitos han iniciado la carga, han sido los arqueros los primeros en entrar en acción. Las flechas han volado de un bando a otro oscureciendo el cielo por unos instantes. Pero al producirse el choque, han sido las espadas, las mazas y las hachas de guerra las que han decidido el resultado. El sacerdote tenía razón, nuestro dios nos ha dado la victoria. El enemigo ha huido con el rabo entre las piernas. Las bajas han sido numerosas en los dos bandos.

Durante el banquete de la victoria, nuestro general nos ha enseñado la maqueta de la nueva arma. Se llama “catapulta”, puede lanzar grandes piedras a mucha distancia. Con ella podremos atacar y destruir las fortalezas enemigas desde una distancia considerable.

Por fin podremos acabar definitivamente con ellos e imponer el culto a nuestro dios.

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III

Esta mañana hemos participado en una nueva batalla.

El sargento Thomson nos ha explicado nuestro objetivo. Debíamos alcanzar el bunker enemigo y tomar prisioneros a los oficiales de más rango. Esta batalla es una de las más decisivas de esta guerra. Debemos frenar el afán anexionador de ese belicoso país.

Los dos bandos han usado la misma táctica de batalla. Por delante iban los carros de combate, vomitando muerte por sus cañones. Cuando han terminado su trabajo nos ha llegado el turno a la infantería. Hemos atacado con todo lo que teníamos, fusiles, granadas y cuando se han terminado las balas, la siempre efectiva bayoneta.

Esta vez, la victoria ha estado de nuestro lado. El enemigo se ha batido en retirada. Les hemos dado tiempo de retirar a sus muertos y, luego, nosotros hemos hecho lo mismo con los nuestros. El número de muertos y heridos ha sido muy elevado. Pero eso no nos ha impedido celebrar la victoria.

Durante la cena, han corrido de nuevo los rumores de la nueva arma. Lo llaman “misil teledirigido”, o algo parecido. Parece que se trata de un proyectil que puede lanzarse desde su base a cualquier punto del planeta que se desee.

Si eso es cierto, podremos poner fin a esta guerra sin tan solo salir de casa.

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IV

Esta mañana ha habido una nueva batalla.

Nuestras naves aéreas nos han llevado hasta el territorio enemigo. Mientras las naves de combate se enfrentaban al escuadrón enemigo, los transportes nos han soltado sobre el terreno.

Un salto orbital no es fácil, a pesar de nuestras mochilas de frenado si no estas concentrado en lo que haces, la caída puede ser mortal.

Nuestros dirigentes han inculcado en nuestros cerebros, mediante hipno-terapia, que la aniquilación del enemigo es vital. Solo así podremos aprovechar sus recursos naturales, tan escasos ya en todo el planeta.

Cuando tocamos tierra, avanzamos aniquilando todo a nuestro paso. Antes de nuestro salto, las fuerzas aéreas han bombardeado el terreno con todo lo que tenían. Pero ahora es el turno de la infantería. Usamos todo lo que tenemos, granadas sónicas, fusiles láser y lanzas de plasma.

Finalmente nos hicimos con la victoria. Gracias a nuestras armas, la aniquilación a sido total. No queda nada con vida, excepto nosotros.

Durante la cena de celebración, ha llegado un nuevo comunicado. Parece ser que nuestro gobierno ha decidido usar el arma definitiva. La llaman “Bomba del Juicio Final”. Si no la han usado hasta ahora, es porque su poder destructivo es tan grande que no han podido calcular sus efectos. Al detonarla corremos el riesgo de destruir a todo el planeta.

Espero que la usen. Sea cual sea el resultado, será el fin de esta guerra.

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V

Esta mañana nos hemos enfrentado a “los otros”.

Hemos salido de la cueva camino de la charca...


¿FIN?

1 comentario:

  1. eres el mejor escribiendo amigo,te deseo toda la suerte del mundo y ojala algun dia podamos ver publicados todos tus cuentos!! besos de tu amiga y admiradora esther rodriguez

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