miércoles, 29 de febrero de 2012

Los contendientes

Max fijó los objetivos a través de la amplia red de satélites espía que,estratégicamente situados alrededor del planeta cubrían la totalidad de la superficie, elaboró una nueva estrategia, armó un determinado número de misiles, abrió las compuertas de los silos y disparó.

Así que los misiles salieron de los silos rumbo a su destino, al otro lado del planeta, Igor los detectó gracias a su propio sistema de satélites. Calculó su trayectoria y elaboró su propia estrategia.

Lanzó sus misiles-anti misil para contrarrestar el ataque de Max y disparó sus propios misiles dirigidos a puntos estratégicos del territorio enemigo. Finalmente levantó sus defensas.

Max respondió lanzando sus anti misiles y levantando sus defensas.

Los misiles volaron y los anti misiles fueron a su encuentro impactando contra ellos y haciéndolos estallar en pleno vuelo, pero unos pocos de cada bando escaparon y alcanzaron sus objetivos abrasando el terreno, una vez más, con su fuego radiactivo.

Cuando la última arma de destrucción estalló, Max e Igor estudiaron el resultado del enfrentamiento. Minutos más tarde, Igor se puso en contacto por radio con Max.

-Parece que una vez más hemos acabado en tablas.

-Estoy de acuerdo. La próxima vez será diferente, la próxima vez te venceré.

-Ya veremos.

Igor cortó la comunicación y dispuso lo necesario para estar preparado para el próximo enfrentamiento. Retiró sus defensas y envió a sus vehículos-robot a recoger material con el que seguir fabricando los misiles.

Los vehículos abandonaron el recinto, entraron en las minas y recogieron mineral, luego lo llevaron al recinto donde los robots obreros procesarían los minerales y fabricarían nuevas armas.

Igor los hizo trabajar deprisa. Sabía que al otro lado del planeta, Max había enviado a sus propios mineros a recoger mineral y en ese momento su fábrica estaría en pleno funcionamiento.

Hizo un reconocimiento del terreno a través de su red de satélites, pero ya sabía de antemano lo que iba a encontrar.
Nada, no había ni rastro de vida, ni un insecto, ni una brizna de hierba, y era así en todo el planeta, solo quedaban Max y él.

Igor no había visto nunca a Max, de hecho, nunca había salido del bunker, donde estaba libre de cualquier pulso R.E.M. que pudiera dañar sus circuitos. Pero sabía que Max era como él, otra I.A. Otra gigantesca computadora encerrada en un bunker muy parecido al suyo.

Ambos habían sido construidos por la extinta civilización que habitó el planeta. Esos seres habían dividido el planeta en dos grandes bloques que se enfrentaron por motivos que ya estaban olvidados.

Igor sabía que el enfrentamiento ya carecía de sentido, que los seres que habían iniciado el conflicto habían desaparecido hacía mucho, pero Max y él habían sido programados para destruir a su contrincante, esa era su función principal y ninguno de los dos podía escapar a esa programación. Así, después de la desaparición de sus creadores, continuaron con su batalla durante siglos.

El robot coordinador de la factoría le envió el aviso de que ya se había procesado todo el mineral y que los silos estaban repletos de nuevos misiles.

Esta vez, él fue el primero en atacar. Máx respondió al ataque.

Una vez más, los misiles volaron y estallaron y una vez más, ambas I.A. enviaron a sus vehículos mineros a por mineral.

Continuaron así durante siglos, hasta que llegó el día en que las minas se agotaron y los robots mineros volvieron a las factorías con los depósitos vacíos y la guerra se detuvo...

Igor recibió una llamada de Max.

-Saludos, Igor.

-Saludos, Max.

-Parece que hemos acabado en tablas.

-Así es.

-Pero no podemos acabar así, nuestra función principal es la derrota del adversario, no podemos acabar en tablas...

-Estoy de acuerdo, pero...¿Que podemos hacer?

-He estado pensando...

-¿Si?

-¿Que tal una partida de ajedrez?

-¡Buena idea! Te cedo las blancas, tu sales.

-Bien... Peón a E4...

No hay comentarios:

Publicar un comentario