lunes, 9 de mayo de 2011

SIETE


CAPITULO 1: LUNA Y MARTE

Martes, 13 de Mayo, 23:35h.

Tal vez debí haberlo visto venir, pero me tubo despistado durante todo el caso. Me engañó, pero creo que ese tipo habría engañado a cualquiera,

Soy el inspector Pedro Morales, y esto es exactamente lo que sucedió.

Era un jodido martes y 13, y sabía que el día acabaría mal. Llovía a cántaros, esa lluvia sucia que cae en las grandes urbes y que se mezcla con la suciedad del asfalto produciendo ese barrillo asqueroso que hace más peligrosa la conducción. Conducía mi Citroen Picasso en dirección al distrito 32 y mi humor estaba en consonancia con el tiempo.

Mi compañero, Santi Olivella y yo llevábamos una semana con el caso Garrido y aún no habíamos sacado nada en claro. Ahora, nos llamaban de central por un nuevo asesinato que podría estar relacionado con el de Sara Garrido.

Repasé mentalmente los pocos datos que teníamos del caso.

Sara Garrido, 37 años, soltera, psiquiatra y especialista en enfermedades del sueño, sin antecedentes y sin enemigos conocidos.

Se la encontró muerta a solo una manzana de su casa en el distrito 24, según la policía científica fue estrangulada con un cordón de seda negra de unos dos cms. de grosor. Su bolso y su cartera estaban intactos, por lo que el móvil no fue el robo, tampoco se encontraron signos de agresión sexual.

Una particularidad, el cabrón que le hizo eso le grapó una cartulina del tamaño de un naipe en la frente. El hijoputa le clavó eso con una jodida grapadora de oficina. La cartulina no llevaba nada escrito, solo un símbolo.



Habíamos investigado todo el entorno de la víctima, familia, trabajo, amistades... Ningún sospechoso, ¡Nada! Estábamos en un punto muerto.

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Cuando llegué al escenario del nuevo crimen Santi ya estaba esperándome.

-Joder, Pedro, esto es algo feo, muy feo.

-¿Que tenemos?

-La víctima es Antonio Ramos, 27 años, soldado profesional, sin antecedentes.

-¿Crees que está relacionado con nuestro caso?

-Espera a ver al chico.

Traspasamos el cordón policial esquivando a la prensa.

-Llegaron casi al mismo tiempo que nosotros- dijo Santi- esos malditos van a hacer una buena publicidad del caso.

Entonces vi el cadáver, vestido con su uniforme. Mostraba signos evidentes de estrangulación y tenía una cartulina grapada en la frente. Observé el símbolo que había en ella.


-¡Oh, mierda! Un asesino en serie. Martes y 13 joder, sabía que el día acabaría mal.

Miré hacia el lugar donde se apelotonaban los periodistas y me imaginé los titulares del día siguiente. Le pondrían algún nombre raro como “el asesino de los símbolos” o “el marcafrentes” o algo así. Les encantaba eso, subiría los índices de audiencia y aumentaría las tiradas de los periódicos. ¡Malditas sanguijuelas!

-¿Alguna relación con la otra víctima?

-Por el momento, ninguna.

-Dime Santi. ¿Porqué siempre nos tocan a nosotros estos fregaos?

-Somos unos chicos afortunados.

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CAPITULO 2: LA TABLA

Miércoles, 14 de Mayo, 10:35h.

Esa mañana me senté frente al ordenador e introduje los dos símbolos en el buscador de imágenes. Los encontré relacionados en una curiosa tabla de símbolos.

-¿Que te parece esto?

Santi se acercó a la pantalla y observo la tabla.



-Así que el primer símbolo representa a la Luna y el Segundo al planeta Marte. Muy curioso, pero no nos aclara nada.

-No, no veo que relacione a las víctimas entre si ni explica porque las eligió el asesino.

-Quizá las elija al azar.

-No, esos tipos no hacen nada al azar, las víctimas tienen que estar relacionadas entre si o con esta tabla. ¿Que sabemos de Antonio Ramos?

-En el cuartel, sus compañeros le tenían por un buen chico y sus superiores lo consideraban un soldado modelo. En cuanto a la familia, son buenas personas. Su padre también es militar, retirado.

Por cierto, el chico fue estrangulado con el mismo cordón que Sara Garrido.

-Una mujer de 37 años, psiquiatra y un hombre de 27, militar. ¿Ves alguna conexión?

Santi negó con la cabeza.

-Vivían en barrios distintos, tenían trabajos distintos también en barrios distintos y no tenían ninguna amistad en común.

-Pues hay que encontrar un nexo. Tal vez compraban en el mismo supermercado o frecuentaban el mismo restaurante o visitaban el mismo foro en Internet. Debemos investigar el más mínimo detalle.

-De acuerdo, yo investigo al soldadito y tu a la loquera.

-O.K. ¡Al trabajo! Nos veremos al acabar el turno y comparamos notas.

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CAPITULO 3: MERCURIO

Miércoles, 21 de Mayo 22:45h.

Santi y yo habíamos leído tantas cosas sobre la Luna y Marte que podríamos haber escrito un jodido libro sobre el tema. No sirvió para nada. Y ahora teníamos ante nosotros a la tercera víctima de ese maníaco.

Se trataba de Manuel Sueiro, 45 años, casado con dos hijos, lo habían asesinado cuando iba a cerrar su tienda de ultramarinos en una calle del distrito 13. El maldito no se centraba en una zona, iba saltando de un extremo a otro de la ciudad, eso dificultaba aun más la investigación.

Si, lo habéis adivinado, lo habían estrangulado con un cordón de seda negra y tenía una cartulina con un símbolo grapada en la frente. Consulté la tabla que encontré en Internet. Era el símbolo de Mercurio.


La prensa y la televisión ya lo llamaba “el asesino de los planetas”.

Ahora le había tocado a un tendero de 45 años. Seguía sin ver la conexión. Pero pronto conoceríamos a alguien que nos la mostraría.

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Jueves, 22 de Mayo, 11:30h.

Santi y yo estábamos en el despacho repasando todos los datos que teníamos sobre las tres víctimas, intentando encontrar algo que las conectase cuando sonó el teléfono.

Santi descolgó.

-Inspector Olivella... Ya...¿Que pinta tiene el tipo?...Espera.

Tapó el auricular con la mano y me dijo en voz baja.

-Llaman de recepción. Hay un tipo que dice que puede ayudarnos con el caso.

-No vamos a hacer caso de todos los aprendices de detective que se acercan por aquí.

-Dice que el próximo asesinato será el día 29 y llevará el símbolo de Júpiter.

-Pues parece que sabe más que nosotros.

-No nos haría ningún mal escucharlo. Tal vez ha visto algo que se nos ha escapado. Dios sabe que la maldita prensa no ha escatimado detalles.

-Como quieras.

-Hazlo pasar- dijo Santi al teléfono.

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Un sargento hizo pasar a un hombre de unos 40 años, bien vestido con aspecto de atleta que se presentó como Jordi Gil, profesor de historia y estudioso de los símbolos.

-Bueno, profesor, el sargento ya nos ha comunicado su teoría. ¿Puede decirme como ha llegado a esa conclusión?

El profesor exhibió una sonrisa digna de anuncio de dentífrico.

-Naturalmente, inspector, pero es un poco complicado. ¿Puede darme una hoja de papel?

Le entregué una hoja de las que usamos en la impresora y el profesor se sentó, sacó un rotulador y trazó una cuadrícula de cinco filas y siete columnas. En la primera fila escribió los siete días de la semana.

-Bien, presten atención- dijo.- Nuestro calendario proviene de la antigua Roma y los romanos dedicaban cada día de la semana a uno de sus dioses. Y como los planetas del sistema solar tienen nombres de dioses romanos, representaremos a esos dioses con el símbolo de su planeta.

No sabía a donde iba a parar, pero el tipo parecía saber de lo que hablaba.

-Continúe.

-El lunes estaba dedicado a la diosa Selene, o Luna.

Mientras decía eso dibujo el símbolo de la Luna debajo de la casilla del lunes.

-El martes al dios Marte, miércoles a Mercurio, jueves a Júpiter, viernes a Venus, sábado a Saturno y domingo a Apolo, dios del Sol.

Uno a uno dibujo los símbolos correspondientes en la cuadrícula.

-Verán que los tres primeros símbolos coinciden con los de las víctimas y que estas fueron asesinadas el día de la semana correspondiente a su símbolo o planeta. Con una semana y un día de diferencia.

-¡Por todos los santos!- exclamó Santi. - Tiene razón.

-Impresionante, profesor- añadí.-¿Puede también decirnos porqué eligió a esas personas en concreto?

-Eso creo. Selene, o Luna, era la diosa protectora de los sueños. Los romanos la invocaban para alejar las pesadillas y tener sueños felices.

-Y Sara Garrido era especialista en enfermedades del sueño- dije.

-Exacto. Marte era dios de la guerra y Antonio Ramos era soldado. Mercurio era el mensajero de los dioses y protector del comercio y Manuel Sueiro era tendero, es decir, comerciante.

-Profesor, creo que ha dado usted en el clavo.

-Eso había pensado yo.

-¿Cual era el patronato de los otros dioses?

-Júpiter era considerado el padre de los dioses. En ese caso padre significa algo así como jefe, era el que mandaba en el panteón. También era el dios de la justicia.

-O sea que buscará a un padre de familia o a alguien relacionado con la justicia, un juez o un abogado. Siga

-Venus era diosa del amor y la belleza.

-¿Una modelo?

-O una prostituta- añadió Santi.- No en vano las llaman profesionales del amor.

Es posible.- dijo el profesor- Saturno era el dios de la agricultura.

-Un agricultor, supongo.

-Y Apolo era dios del Sol, la luz y la verdad.

El profesor fue escribiendo en la cuadrícula mientras hablaba y esta quedó así.



Dimos las gracias al profesor Gil y este antes de despedirse nos entregó su tarjeta por si volvíamos a necesitarlo.

-No acabo de ver claro lo de Apolo-dijo Santi una vez nos quedamos solos.- El dios de la luz y la verdad. ¿A que tipo de persona puede relacionarse?

-La verdad es que importa poco. Esta nueva tabla que nos ha proporcionado el profesor nos ha aclarado muchas cosas, pero no nos ayuda demasiado en lo que a atrapar al asesino se refiere.

-¿Que quieres decir?

-Piénsalo. ¿Que vamos a hacer para evitar el próximo asesinato? ¿Pedir que el próximo jueves ningún padre de familia ni nadie que trabaje para el departamento de justicia salgan de casa ese día?

-¿Porque no hacemos que la prensa trabaje para nosotros, para variar?- sugirió Santi después de un rato.

-¿Cual es tu idea?

-Convocamos una rueda de prensa y les mostramos la cuadrícula del profesor. Que la publiquen. Así las personas que estén en peligro por lo menos estarán advertidas.

-No es mala idea. Supongo que es lo mejor que podemos hacer de momento.

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CAPITULO 4: JUPITER

Jueves, 29 de Mayo, 21:50h.

Esta vez le tocó el turno a un juez. Julián Mateo, 54 años padre de siete hijos. ¡Joder! Padre de familia numerosa y con un trabajo relacionado con la justicia. Un auténtico Júpiter. Lo asesinaron en el jardín de su casa en el distrito 12, un barrio rico donde vivía la flor y nata de la alta sociedad de la ciudad.

Una vez mas el método fue el mismo y una vez más una cartulina con un símbolo adornaba la frente de la víctima.



La puerta del jardín había sido forzada. Según la viuda, el juez tenía la costumbre de tomar una copa en el jardín después de cenar, la familia le dejaba solo para que pudiera relajarse. Era el único momento que reservaba para el, el resto del tiempo era un hombre dedicado a la familia. Por lo visto el asesino conocía esa costumbre.

Viernes, 30 de Mayo, 12:00h.

-Esta claro que el asesino ya había escogido a sus víctimas de antemano. Conocía sus costumbres y sabía el momento en que podía atraparles a solas.

Santi no respondió, estaba concentrado mirando la pizarra donde teníamos todos los datos de los asesinatos.

-Pedro... creo que ese hijoputa no salta de distrito al azar.

-¿Que quieres decir?

-Fijate en los números de distrito. Ha actuado en este orden:
distritos 24, 32, 13 y 12.

-¿Donde ves tu el orden?

-Suma los dígitos de cada distrito y dime que te sale.

-6, 5, 4, 3... ¡Una puta cuenta atrás!

-Eso quiere decir que su próximo intento sera en el distrito 2 o el 11 o el 20.

-Tenemos que reforzar la vigilancia en esos distritos.

-Sobre todo en el distrito 2.

-¿Porque en el 2 en especial?

-Porque es donde se concentra el 90% del puterío de la ciudad, y la próxima víctima está bajo el signo de Venus.

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Esa tarde fuimos a ver al profesor Gil por si el detalle de la cuenta atrás le decía algo. Se había convertido en algo así como nuestro experto en el caso.

-Evidentemente es una cuenta atrás- dijo.- Esa a sido una buena observación. Pero lo mio es la simbología, no la numerología. Lo siento, no me dice nada.

-De todas formas muchas gracias por su tiempo, profesor.

-Siempre es un placer ayudar a las fuerzas del orden. Están ustedes cada vez más cerca de resolver este oscuro caso. No tardarán en ver la luz.

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CAPITULO 5: VENUS Y SATURNO

Viernes, 6 de junio, 22:35h.

-Este mal nacido se está riendo de nosotros, ya es la quinta víctima y estamos casi como al principio- dijo Santi.

Estábamos en una habitación de un sórdido hostal del distrito 2. Uno de esos locales que usan las golfas callejeras para ejercer el oficio más viejo del mundo.

Tumbada en la cama se encontraba Eva Mendez, una inmigrante colombiana de 22 años que llevaba 2 años ejerciendo la prostitución en la zona.

Había sido estrangulada y llevaba grapada en la frente la cartulina con el símbolo de Venus.



El recepcionista solo pudo decir que el acompañante de Eva era un hombre alto y de anchas espaldas. No pudo verle la cara porque llevaba gafas oscuras y un sombrero con el ala bajada sobre la cara. No le dio importancia porque muchos de los hombres que venían acompañados por esas chicas intentan ocultar su cara. No le vio salir, debió aprovechar algún momento en que el estaba de espaldas.

Santi y yo estábamos agotados. La prensa de todo el país nos acusaba de no hacer todo lo que podíamos para frenar al asesino y nuestros superiores nos estaban apretando las clavijas exigiendo resultados.

Me habría gustado verlos en nuestro lugar.

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Sábado, 14 de Junio, 22:00h.

Ramón Rius era un jubilado de 63 años que residía en una casita con jardín en el distrito 10. En el jardín tenía un pequeño huerto con patatas y un par de tomateras. Un hobby que le había costado la vida. Naturalmente no faltó la tarjeta con el símbolo de Saturno grapada en su frente.



Santi estaba al borde del agotamiento, llevaba varios días sin dormir y no paraba de repasar los expedientes del caso una y otra vez.

-Es demasiado listo, ya lleva 6 de 7 y no ha dejado ni una sola pista. No le atraparemos.

-Vete a dormir- le dije.- Ya me ocuparé yo del papeleo. Te espero mañana por la mañana en el despacho. Repasaremos los expedientes por enésima vez.

-Gracias Pedro. Lo necesitaba. Hasta mañana.

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EPILOGO: LA LUZ DE APOLO

Domingo, 15 de Junio, 10:00h.

-He estado pensando- dijo Santi.- la cuenta atrás llegará a 0 el próximo domingo.

-Así es, ¿que hay con eso?

-No existe el distrito 0.

-Tal vez actúe fuera de la ciudad, en alguna urbanización. Como...- Fue entonces cuando lo vi.

-¿Como qué?- preguntó Santi.

-¿Qué fue lo último que nos dijo el profesor Gil la última vez que nos vimos?

-Que pronto resolveríamos el caso, creo.

-No, sus palabras exactas fueron que pronto veríamos la luz.

-¿Y?

-Apolo, dios de la luz y la verdad y el profesor vive en una urbanización a las afueras.

-¿Quieres decir que el...?

-Ese cabrón vino a reírse de nosotros ante nuestras propias narices. Voy a asegurarme de que esté en casa.

Levanté el auricular y marqué el número del profesor.

-¿Profesor? Soy el inspector Morales, por favor, no se mueva de casa, mi compañero y yo venimos a verle de inmediato. Tenemos que hacerle unas preguntas.

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Llegamos a la casa del profesor unos 45 minutos más tarde. Llamamos pero nadie respondió. Me asomé por una ventana y pude ver a contraluz la silueta de unos pies suspendidos en el aire.

-Maldito hijoputa- grité mientras echábamos la puerta abajo.

Entramos y allí estaba el profesor colgado por el cuello con un cordón de seda negra de 2 cm. de diámetro. Llevaba una tarjeta grapada en la frente con el símbolo del Sol.



En el suelo se encontraban la grapadora y la silla a la que se había subido para ahorcarse.

Sobre una mesa cercana encontramos un sobre dirigido a Santi y a mi. Dentro había una nota.

“Felicidades señores, han visto la luz. Y lo han echo una semana antes de lo que había previsto.

Por suerte lo han hecho en domingo, así mi bonito rompecabezas cuadra igualmente.

No se molesten en buscar un motivo para mis actos. Solo lo hice para demostrar que podía hacerlo, que podía mantenerlos despistados durante varias semanas.

Y porque me aburría.

Jordi Gil (Llámenme Apolo)”

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El cabronazo lo logró. Por los pelos, en el último momento, pero lo logró.

Siete días de la semana, siete dioses romanos.

Siete víctimas.

Y no pudimos evitar ninguna de ellas. En el momento en que se suicidó nos venció.

Santi no pudo soportarlo y se retiró, ahora es alguacil en un pequeño pueblo de 500 habitantes.

Yo sigo en la brecha. Deseando no tener que enfrentarme jamás a otro Jordi Gil.

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Este es el relato de los hechos. Juzga tu mismo el grado de culpa que Santi y yo podemos tener en esas muertes y, por favor, se benévolo y comprensivo con nosotros.

FIN

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