Espero que os divierta.
Era
un martes, alrededor de las tres de la tarde. Estaba yo en un
restaurante, contemplando el menú, cuando se sentó en mi mesa,
frente a mi, alegando que no había más sitio en el local.
De
entrada, ya me chocó su aspecto; ya que, para ser un vampiro, su
piel estaba bastante bronceada. Además, eran las tres de la tarde y
lucía un sol esplendido. ¿Como diablos se las había arreglado para
no resultar calcinado por el rutilante astro diurno?
Pero
las sorpresas continuaron cuando hizo su elección del menú. De
primero escogió la sopa de tomate, lo cual, no me sorprendió
demasiado teniendo en cuenta la similitud de la misma, en lo que al
tema visual se refiere, con la sangre. Pero cuando escogió el
segundo, realmente me desconcertó. Yo creía que iba a escoger el
steack tartar, pero escogió,
como yo, las secas amb botifarra, plato
que se suele acompañar de salsa alioli.
¡Eso
ya era demasiado! ¿Un vampiro comiendo ajo? ¿Qué vendría después?
¿Un carajillo de agua bendita?
Inicié
una conversación con la intención de averiguar como había
conseguido tales habilidades impropias de su especie. Naturalmente,
empecé con un tema trivial, para no levantar sospechas y le pregunté
por su trabajo.
-Trabajo
en la construcción-dijo.- En estos momentos estoy empleado en la
obra de aquí enfrente.
Una
vez más me vi sorprendido por su respuesta. Ya era extraño que un
vampiro trabajase, ya fuera en la construcción o en otra cosa, pero
además estaba su forma de hablar. La jerga en la que me respondió
sonó como: Trabaho en la construsión. En ettos momentoh
stoy empleao en l'obra daquí'nfrente.
Totalmente impropia del habla educada de todo vampiro que se precie.
Continuando
con el interrogatorio, averigüé que había nacido en Villalbarba,
pueblecito de Valladolid, que tenía 37 años y que había emigrado a
Barcelona cuando tenía 17, desde entonces siempre había trabajado
en la construcción.
Pero
no pude llevar el interrogatorio al campo que a mi me interesaba. El
tipo era hábil y conseguía con sus respuestas eludir el camino al
que quería encaminarlo con mis preguntas. Finalmente, con la excusa
de que debía volver al trabajo, se despidió y abandonó el local
dejándome con un palmo de narices.
Más
tarde le comenté el suceso a un amigo, dejándole patente mi
desconcierto.
-¿Y
como sabes que era un vampiro?-me preguntó- ¿Te lo dijo él?
-No,
ya sabes que esos seres son muy astutos y que hacen todo lo posible
para ocultar su condición.
-Entonces,
te lo dijo alguien.
-No,
nadie me lo dijo, lo que pasa es que yo los huelo enseguida.
-Pues
a mi me parece que tienes demasiada imaginación, tío. Un día de estos
te traerá problemas.
-¡Te
digo que no es eso, que yo los reconozco a kilómetros!
-¡Lo
que tu digas, pero no me levantes la voz!
Mi
amigo y yo discutimos y estuvimos varios días sin hablarnos, pero
finalmente hicimos las paces y nuestra amistad continuó tan fuerte
como siempre.
Pero
desde ese día, no duermo tranquilo. ¿Como diablos vamos a
defendernos de los vampiros si todos aprenden cosas como andar
durante el día, comer ajo y beber café con leche?
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